En una relación el sexo es muy importante y puede
convertirse en un punto de satisfacción o de frustración. Hablar de ello con
nuestra pareja es fundamental para que este mejore.
En una pareja es imprescindible compartir gustos y
necesidades, especialmente en el plano sexual, ya que el único modo de poder
mejorar las relaciones sexuales es ponerlo en común y aprender juntos. De este
modo, hay que compartir tanto lo bueno, lo que nos gusta, como lo malo, lo que
no nos complace.
Sin embargo, hablar no vale de cualquier manera ni en
cualquier momento sino que es importante saber hacerlo. Y es que es un tema en
el que se vuelcan muchos conflictos de otras áreas. Es muy típico castigar a la
pareja sin sexo tras algún enfado, a pesar de que el motivo de disgusto no
tenga absolutamente nada que ver con el ámbito sexual.
Entonces ¿cómo tenemos que tratar este tema? Lo
primero de todo es escoger bien el momento en el que hablar sobre esto con
nuestra pareja, un momento en el que nadie interrumpa ni se entrometa en las
opiniones o necesidades de cada uno así como que ambos estéis relajados y
tranquilos. Preferiblemente que no sea después de realizar el coito ya que en
este instante nos encontramos en un estado de vulnerabilidad que puede desviar
lo que sentimos y necesitamos, así como lo que verbalizamos.
También es imprescindible hablar con nuestra pareja
desde el amor, evitando la humillación o el ataque, evitando herir su
sensibilidad. Y como no, siendo claros, concretos. Dentro de esta claridad
podemos puntualizar el no mezclar discusiones como antes decíamos, no utilizar
el sexo como castigo cuando se trata de otro tema, ya que, como consecuencia,
estaríamos privándonos a nosotros mismos de disfrutar de la máxima intimidad y
entrega de nuestra pareja. En este aspecto la tonalidad con que nos dirigimos a
nuestra pareja es muy importante, debe ser desde la confianza, invitando a la
intimidad y no desde la tensión.
Pero no sólo hablando podemos influir, sino que hay
otra manera: observando nuestro cuerpo. Donde hay gustos hay colores como se
suele decir y es que cada uno disfruta de una manera, por ello no hay normas
que funcionen para todos sino que cada uno ha de conocer su propio cuerpo y qué
es lo que mayor placer le produce haciéndoselo saber a su pareja. Para ello,
podrían ser muy útiles juegos sexuales como un modo de explorar zonas erógenas
y salir de la rutina.
Las relaciones sexuales en pareja pueden ser fuente de conflicto por diversos motivos. No permitas que este tema cree distanciamiento,
háblalo con tu pareja, mejora vuestras relaciones sexuales y como no, vuestra
relación en general.
Mª Isabel Naranjo Castro
Psicóloga Agencia Matrimonial Cyclo