Cuando hablamos de sexo es
inevitable que surjan mitos que nos hacen tener creencias idealizadas de lo que
el hombre o la mujer deben esperar sobre el sexo.
Hoy nos centraremos en el hombre
aunque retomaremos este tema en próximas publicaciones para hablar de la mujer…
Aunque en nuestros días se ha
avanzado mucho en la igualdad entre sexos, aún prevalecen algunas ideas, que no
siempre acertadas, dan un mayor protagonismo al hombre y es que se supone que “el
hombre siempre está preparado para el sexo”, “cualquier varón debe saber cómo
dar placer a una mujer”… Y digo supuestamente porque en la realidad, el hombre no
está siempre preparado para el sexo o no tiene por qué saber cómo dar placer a
una mujer y, por supuesto, puede encontrarse dificultades a la hora de mantener
relaciones sexuales. Estas idealizaciones sobre la respuesta sexual del hombre
no suelen ayudar, ya que crean expectativas difíciles de cumplir.
¿Qué pasa cuando un hombre
experimenta dificultades en sus relaciones sexuales? Inevitablemente, la
autoestima, la valía como hombre, se ve tocada y es que popularmente se
relaciona la virilidad con un potencial sexual elevado. Pero una dificultad
sexual no hace menos hombre al hombre sino que recuerda que como persona tiene
dificultades.
La eyaculación precoz, la
eyaculación retardada o la disfunción eréctil o impotencia son ejemplos muy
comunes de problemas sexuales. Sea cual sea el problema, el primer paso siempre
es descartar causas orgánicas, así que lo primero que se debe hacer es ir a un
especialista que evalúe el problema y determine qué está causando esto. Cuando
no hay una causa orgánica se dictamina una causa psicológica como responsable
de este problema.
Los motivos psicológicos que
pueden llevar a un problema sexual en el hombre son muy variados y es
imprescindible hacer una valoración personal e individual de cada caso, ya que
cada hombre es diferente y, por lo tanto, su problema estará causado por unas circunstancias
concretas.
La evaluación y el tratamiento a
nivel psicológico de un problema sexual es algo muy específico dependiendo de
las características de cada persona como decíamos. Pero me gustaría dar unas
pautas orientativas que pueden ayudar al desarrollo normal de la actividad
sexual:
- Crear un contexto no exigente, donde la
finalidad no sea alcanzar el orgasmo sino experimentar el contacto con la otra
persona. Abandónate al disfrute, permítete disfrutar del momento, del instante
presente sin preocuparte de cuánto durará o si se llegará al orgasmo, céntrate
en lo que sientes en ese momento.
- Date tu tiempo. Quizá los “aquí te pillo aquí te
mato” no te ayudan, escoge un momento para hacerlo en el que no haya prisa y
nadie pueda molestaros.
- El estar pendiente de satisfacer a la otra
persona y de aguantar puede ser contraproducente. El hombre y la mujer no
tienen por qué llegar simultáneamente al orgasmo.
- No te obligues si no te apetece, tal vez te sea
más satisfactorio decir no, posponer a otro momento en el que te apetezca más,
que obligarte y presionarte.
- Háblalo con tu pareja, no podemos olvidar que
esto es cosa de dos y por ello ambos jugáis parte activa en esta situación.
- Permítete fallar. No siempre podemos ser
perfectos, no te machaques.
- No siempre hay que realizar el coito cuando hay
un contacto físico. Permítete disfrutar de las caricias, besos y abrazos sin la
obligación de tener que realizar el coito
- Y como decíamos al principio, no caigas en
falsos mitos, busca información sobre el sexo, deshazte de esos prejuicios que
no te ayudan.
Mª Isabel Naranjo
Psicóloga y Terapeuta Familiar y de Pareja