La soledad emocional se refiere a
ese estado en el que interiormente nos sentimos vacíos, tal vez haya gente a
nuestro alrededor, quizá incluso nuestra vida social esté repleta de amigos y
conocidos con quienes compartir el tiempo o actividades pero esto no siempre es
suficiente para cubrir esa soledad.
A veces cuesta entender esta
situación desde fuera, es muy típico que te digan “si tienes gente a tu lado”,
“no tienes motivo para quejarte”… estos comentarios pueden hacerte sentir aún
más lejos de tu entorno, más solo e incomprendido. Y es que es frecuente
entender la soledad como algo más físico, esa soledad en la que no se tienen
relaciones sociales o apoyos, sin embargo, es muy común que en algún momento de
nuestra vida pasemos por un período en el que nos sintamos atrapados por esta
soledad emocional.
¿Y qué hacer para superar la
soledad emocional?
- Lo primero de todo siempre es identificar esta emoción, darnos cuenta de qué nos pasa, de que ese malestar se debe a una soledad no física sino emocional. Identificar un problema es siempre el primer paso para resolverlo.
- Una vez identificado esto conviene dedicarnos un tiempo, reflexionar, pensar qué mensaje nos está dando esta soledad. Nuestras emociones nos hablan, escucha qué te está diciendo esta soledad, tal vez haya pasado algún hecho significativo en tu vida al que necesites dedicarle tiempo, quizá algún hecho del pasado quedó sin resolver y necesitas solventarlo o puede que hayas perdido relación con alguien importante en tu vida… Los motivos pueden ser muchos y muy variados, atiende a ese mensaje.
- No siempre disfrutamos con otras personas y es que primero tenemos que aprender a disfrutar de nuestra soledad. Si no disfrutamos con nosotros mismos en nuestra soledad nos será muy difícil disfrutar con los demás. Aprovecha el tiempo que estés sólo, piensa en hacer algo que te apetezca, con lo que disfrutes y no necesites a nadie, reencuéntrate desde el disfrute en la soledad.
- Aunque en muchas ocasiones a nuestro entorno le cuesta entender qué nos pasa, apóyate en tu gente, busca esa figura segura que te escuche. Nadie te dará la solución, pero sí ese apoyo con el que compartir tu malestar, descargar. Cuando guardamos nuestras preocupaciones para nosotros mismos la intensidad con la que vivimos este malestar crece desmesuradamente. Y a la inversa, cuando compartimos nuestras preocupaciones nos sentimos más aliados, la preocupación disminuye. No lo dudes, busca con quien compartir tus problemas.
- No esperes a que los demás vengan a ti, tendemos a quejarnos del comportamiento de los demás, de cómo hacen su vida y no se preocupan por nosotros. Probablemente los demás estén pensando igual que tú, si tienes necesidad de los demás no esperes a que vengan a ti, ve tú. Seguro la otra persona te recibe con ilusión y se alegra de que hayas recurrido buscando su ayuda.
- No olvides cuidar tu autoestima ya que esta es la primera que se ve afectada cuando no nos sentimos bien. No te machaques, permítete un tiempo con esta soledad, escucharla y conocerla para poderla superar. Mandarte mensajes negativos no te va a ayudar así que intenta no tomarte esta fase como un golpe de autoestima sino un bache a superar del que puedes salir reforzado.
Descubrir el problema de la
soledad emocional no es algo fácil pues nos vemos ante la incoherencia de no
estar solos físicamente pero sí sentirnos solos emocionalmente y requiere dedicar tiempo y esfuerzo a ver qué
está causando este sentimiento. Pero todo es superable y si te enfrentas a este
momento podrás resolverlo y, como decía, salir reforzado creciendo como
persona.
Mª Isabel Naranjo
Psicóloga y Terapeuta familiar y de pareja
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