Empezar
una relación de pareja siempre aporta una nueva ilusión en nuestra vida, esa sensación
de estar más cerca de la felicidad, pero a la misma vez nos asaltan dudas ¿nos
irá bien?, ¿le gustará a mi familia? La relación avanza y llega el momento de
dar un paso más ¿boda?, ¿vivir juntos?
Cuando
una relación de pareja avanza también lo hacen los problemas, las dificultades
a superar, las cosas a negociar, y muchas veces, una parte de la pareja, quizá
incluso ambas se encuentran entre su
pareja y su familia. Opiniones diferentes, formas contrapuestas de ver la vida,
elecciones contrarias por estas dos partes que hacen sentirnos en medio de dos
de las cosas más importantes de nuestra vida, como si cada uno tirase de nosotros
en una dirección.
Esta
situación es muy típica encontrarla entre los problemas más frecuentes que se
dan en una relación. A veces nos cuesta separarnos de la opinión de nuestra
familia, del ritmo y el tipo de vida que ellos esperan que tengamos, de las
costumbres y organización familiar, sustituyendo todo esto por las de nuestra
pareja. A veces podemos sentir que esto es incompatible, que se marcan caminos
en direcciones diferentes y la elección de qué camino seguir la tenemos
nosotros, sabiendo que esto puede ser un arma de doble filo: acercándonos hacia
un lado pero inevitablemente alejándonos del otro.
¿Qué
podemos hacer? ¿Cuál es la dirección correcta? ¿Por qué nos cuesta tanto
empezar a andar nuestro propio camino alejándonos sin olvidarnos del que hasta
ahora habíamos caminado?
Sentir
esto es normal pero es bueno que elijamos nuestro propio camino, tomemos
nuestras propias decisiones aunque ello no vaya siempre en la misma dirección
en la que nuestra familia nos ha marcado. Tampoco me refiero a que nos salgamos
totalmente de nuestro camino para incorporarnos de lleno en el de nuestra
pareja. Porque ser adulto e independiente implica esto, implica DIFERENCIARSE
de dónde venimos. No con la intención de rechazarlo, sino con la de crecer y formar nuestro propio camino con esa persona
que hemos elegido para que camine a nuestro lado. A la misma vez, una relación
implica negociar, ceder pero también sentir que la otra parte cede y nos
permite mantener algunas cosas.
Aquí
está una de las virtudes, de las fortalezas y razones de éxito de una pareja,
el saber compartir con esta nuestras pertenencias del pasado, sin imponer, aceptando
y adaptándonos a las suyas y sabiendo diferenciar lo que forma parte de la
pareja y lo que no.
Partimos
de la base de que no es algo fácil pero te animo a separar esos caminos, a
diferenciarte pero sin olvidar y valorar de dónde vienes.
Mª Isabel Naranjo Castro
Psicóloga Agencia Matrimonial Cyclo
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